¿Te ha pasado en IKEA? Vas por una cosa y sales con otra. Entras buscando una bombilla y terminas en la sección de cocina. Al final, llevas un objeto que ni sabías que necesitabas. A mí me ocurrió algo similar. Caminaba distraídamente entre los estantes cuando este soporte metálico minimalista captó mi atención. Su forma peculiar y su precio irresistible me hicieron meterlo en el carrito sin dudarlo. Originalmente, servía como base para un dispensador de bebidas. Ideal para ofrecer limonadas o cócteles en un brunch. Pero, en mi mente, ya había cambiado de función.
Creatividad en objetos cotidianos
Usar un objeto de manera distinta es liberador. Especialmente si su diseño lo permite. Este soporte, con su estructura ligera y firme, se convirtió rápidamente en la solución perfecta para mis macetas. En casa o en el balcón, elevar plantas es un desafío. Las alturas incorrectas, el agua estancada y los platillos que se atascan. Este pequeño objeto, por menos de dos euros, resolvió todos esos problemas. Me recordó que la creatividad útil suele surgir en los lugares más inesperados.
De soporte para fiestas a aliado de las plantas
El objeto del catálogo IKEA se llama VARDAGEN. Diseñado para sostener dispensadores de fiesta, aquellos con grifos para agua aromatizada o té frío. Eleva el contenedor lo suficiente para que el vaso entre sin problemas. Perfecto para cenas al aire libre o picnics improvisados. Pero, al acabar la fiesta, queda olvidado en la despensa. A menos que encuentres otro uso para él.
Un cambio inesperado que da vida
La forma del soporte me sorprendió. El círculo superior sostiene una maceta mediana. Las patas delgadas pero resistentes aportan estabilidad en superficies irregulares. Sin pensarlo, lo llevé al balcón y coloqué un tiesto de albahaca. El resultado fue ideal para macetas de hierbas aromáticas. La maceta estaba elevada, el agua sobrante fluía mejor, y visualmente se veía más ligero. Pronto lo usé también dentro de casa, para macetas pequeñas cerca de la ventana.
Ganar personalidad en el hogar
Resulta gratificante dar nueva vida a objetos cotidianos. No solo por lo práctico, también por hacer el hogar más personal. En un mundo donde todo parece estandarizado, usar cosas de forma diferente es un pequeño acto de libertad. Y realmente funciona. Las macetas elevadas evitan que el fondo se moje, el suelo se limpia mejor, y el conjunto se ve más armónico.
Quien cuida plantas lo sabe: una pequeña variación en altura puede marcar la diferencia. Una maceta en el suelo recibe menos luz. Elevada, obtiene aire, luz y se integra mejor con el mobiliario. El soporte VARDAGEN cumple su función sin robar protagonismo ni exceder el presupuesto. Su color neutro combina con todo, y puedes personalizarlo si lo deseas. Aunque, tal como está, simple y honesto, funciona perfectamente.
Lo que más me gusta es sorprender. Cuando alguien lo nota en casa, siempre se asombra. Y si la solución proviene de un rincón inesperado de IKEA, mejor aún. Significa que todavía hay espacio para la intuición, para la invención y para esa creatividad cotidiana que simplifica nuestras vidas.
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