Quienes tienen un jardín y niños entienden perfectamente la situación: libertad, carreras, risas. Pero también agujeros en el césped, pelotas entre las flores y un poco de desorden. A menudo, parece difícil permitir el juego sin comprometer la belleza y el orden del jardín. Es un desafío diario: armonizar la alegría infantil con un entorno que debería transmitir serenidad. Sin embargo, no es necesario elegir entre uno u otro.
Jugar al aire libre y cuidar el césped: soluciones ingeniosas
Con algo de creatividad, se puede evitar llenar el jardín de juguetes de plástico. Mejor optar por soluciones que respeten la naturaleza, sin privar a los niños de ensuciarse las manos. La clave es no solo organizar el espacio, sino crear un equilibrio entre la naturaleza y el juego, donde ambos encuentren su lugar sin conflicto.
Ideas ligeras para un jardín divertido
Podemos empezar con un toldo ligero extendido en el suelo. Este espacio puede transformarse en un rincón para dibujar o armar con Lego. Las alfombras transpirables permiten sentarse a leer sin dañar el césped. También destacan las tiendas tipi que proporcionan sombra, son bonitas y no requieren anclaje en el suelo.
Igualmente útiles son los túneles plegables o tiendas que se montan y desmontan en minutos. Son fáciles de guardar al final del día. Para los más manitas, construir una plataforma de madera baja para una tienda o casita es una buena opción. Además, los tapetes de espuma EVA, tipo rompecabezas, son ideales para usarlos ocasionalmente.
Propuestas DIY para jugar y aprender
Las ideas DIY suelen ser las más entretenidas. Un circuito sensorial es simple de crear. Basta con juntar materiales como piedras lisas, cortezas, arena y piñas. Al caminar descalzo, cada paso es una sorpresa. Al terminar el juego, todo se recoge y el césped queda intacto.
La cocina de barro es un clásico. Con un par de palets, unos recipientes viejos y cucharas de camping, se crea un espacio para jugar con tierra y agua. Si hay espacio, un mini huerto en cajas de madera es perfecto. A los niños les encanta plantar y ver crecer las plantas, todo sin dañar el césped.
Actividades que se integran con el entorno
Si te gusta un jardín hermoso y funcional, elige juegos que se integren con la naturaleza. Por ejemplo, una hamaca colgada de un árbol fuerte, o montada en una estructura ligera y móvil. Un tobogán sobre un colchón evita dañar el césped si se aplasta un poco.
Una búsqueda del tesoro con pistas en carteles lavables o piedras pintadas anima a explorar. También, una pizarra colgada en una cerca permite dibujar al aire libre sin usar tizas en el suelo. Las construcciones gigantes con cartones o madera reciclada ofrecen un nuevo desafío cada día.
Hay soluciones mixtas, útiles para jugar y relajarse. Un banco con almacenamiento permite esconder los juguetes cuando no se usan. Bajo un árbol, una alfombra con algunos puffs lavables crea un rincón de lectura. Una caseta de madera sirve doble propósito: área de juego y almacenamiento.
Te preguntarás cuánto cuesta todo esto. Un gran toldo exterior cuesta unos 15 euros. Las tiendas tipi de algodón, entre 30 y 60 euros. Una cocina de barro hecha con materiales reciclados es casi gratis. El circuito sensorial solo requiere tiempo y materiales naturales. Un túnel plegable equivale al costo de una pizza para dos. Contenedores y accesorios varios cuestan entre 10 y 15 euros. Con menos de 100 euros, puedes crear un espacio de juego lleno de ideas, sin dañar el césped ni usar plásticos invasivos.
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