Durante años, permanecieron en segundo plano. Se les veía como centros de mesa polvorientos, recuerdos de tiempos pasados, rincones olvidados que hablaban más de descuido que de estilo. Los flores secas llevaban consigo una imagen un tanto melancólica, algo que había perdido su energía. Sin embargo, de forma sigilosa, han comenzado a resurgir. Primero aparecieron en las tiendas conceptuales de barrio, luego en los perfiles de estilistas, y finalmente en nuestros hogares. Ahora, no son un mero recuerdo romántico, sino una elección consciente.
Los secretos de las flores secas en la decoración moderna
Las flores secas ya no son lo que eran. Quien sabe usarlas bien lo nota al instante. Transforman ambientes con pocos elementos y sin requerir mantenimiento. Su encanto reside en cómo se integran en nuestras vidas. Son ligeras, silenciosas y, sin embargo, tienen presencia. Se adaptan a espacios pequeños, no exigen atención constante, y se mezclan con colores neutros y materiales naturales. Pero cuidado, el límite entre lo poético y lo descuidado es delgado. El truco para lograr un estilo chic está en la selección y el entorno.
El arte de elegir y combinar flores secas
A diferencia de las frescas, que imponen su ritmo y tienen un tiempo l.comado, las secas se ajustan. Son casi silenciosas. Justamente por eso requieren un manejo más consciente. No basta con colocarlas y esperar que hagan su magia. Deben ser compuestas, cuidadas y contextualizadas. La libertad que ofrecen no es excusa para descuidarlas.
- El equilibrio es clave: elige por forma, color y textura.
- Tonos como arena, rosa pálido, beige cálido, verde suave funcionan mejor.
- El recipiente es tan importante como la flor. La cerámica mate, el vidrio grueso y la terracota artesanal mejoran su efecto.
Cómo integrarlas en diferentes estilos de decoración
En interiores nórdicos, las flores secas son un elemento esencial. Se integran perfectamente entre maderas claras, paredes blancas y textiles naturales. También en espacios boho, con su mezcla de texturas y materiales, encuentran su lugar. Lo mismo ocurre en un estilo shabby renovado, más sobrio, donde no se busca el romanticismo excesivo, sino una elegancia medida. Aquí, las flores secas no son solo un adorno.
Aplicaciones prácticas y consejos de mantenimiento
Funcionan en cualquier habitación, pero requieren moderación. En la entrada, pueden ser una declaración de estilo. Un ramo alto en un jarrón texturizado cambia el ambiente al instante. En el salón, si se eligen en tonos adecuados y se combinan con otros elementos en equilibrio —libros, jarrones, velas— crean un rincón acogedor pero relajado.
En el dormitorio, resultan discretos: cerca de la cama, en una mesita, dentro de una campana de vidrio o una botella baja. En el baño, sorprenden. Solo se necesita una botella de vidrio ámbar con unos pocos tallos para lograr un efecto spa inmediato. Incluso en la cocina tienen sentido, especialmente si se juega con variedades aromáticas: lavanda, trigo, romero.
Y luego está el lado práctico. No requieren cuidados intensivos. No es necesario cambiar agua, cortar tallos o esperar la floración perfecta. Pero no son objetos estáticos. Hay que limpiarlos, girarlos, moverlos de vez en cuando. Un secador en frío, un pincel, un gesto rápido bastan. Y cuando se desea cambiar, se puede jugar con la altura, el jarrón y la ubicación.
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