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Olvídate de los zócalos antiguos: ahora se eligen y destacan como un sofá

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Durante años, han permanecido en un segundo plano. Los zócalos, esos perfiles bajos que marcan la frontera entre la pared y el suelo, siempre han sido vistos como elementos técnicos, colocados por necesidad más que por elección. En la mayoría de las casas pasan desapercibidos: blancos, estándar, quizás un poco amarillentos con el tiempo. Nadie realmente los observa, hasta que se nota que desentonan o, peor aún, que restan al conjunto.

Un nuevo protagonismo para los zócalos

Hoy en día, finalmente, se están ganando su lugar. Literalmente. Y sucede lo que pasa con lo infravalorado: se convierten en protagonistas. Ahora se eligen según la forma de la pared, el tipo de luz, el color del suelo y la personalidad del habitante. Quien opta por un zócalo raso tiene una noción de orden sin necesidad de subrayarlo. Si se elige el efecto de resina, se busca continuidad, sin interrupciones. Aquellos que prefieren los altos tienen un gusto escenográfico, quizás un poco teatral.

Revolución en el diseño de interiores

Existen zócalos que desaparecen, como los rasos, integrados en la pared, perfectos para interiores limpios y esenciales. Se pueden dejar del mismo color que la pared para un efecto mimético o en contraste para dibujar un marco discreto pero decidido. Funcionan bien en contextos contemporáneos y también en ambientes más clásicos si se integran con equilibrio. No importa el estilo, sino la coherencia del proyecto.

La lógica de los materiales

Por otro lado, los zócalos de cemento o resina continúan el suelo a lo largo de las paredes, sin interrupciones. Son ideales para lofts, espacios industriales o casas minimalistas, donde se destaca la materialidad y la falta de límites claros. Aquí, el zócalo no solo protege la pared: forma parte del proyecto arquitectónico y lo fortalece.

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Opciones innovadoras y audaces

También están los que ni parecen zócalos, como el shadow gap. Un pequeño espacio entre el suelo y la pared que crea una sombra continua, una línea suspendida que hace que el muro parezca separado del suelo. Su efecto es sofisticado y requiere una instalación precisa y un entorno que lo valore.

Si el zócalo quiere destacar, lo hace de verdad. Muy alto, tal vez de madera, con relieves o de piedra natural, se elige con el mismo criterio que una boiserie o un mueble importante. Tiene un lenguaje decorativo claro y encuentra su lugar ideal en ambientes elegantes.

Por último, el zócalo iluminado ofrece una opción espectacular. Un perfil de LED integrado que recorre la base de la pared, transformándola en un elemento activo. Perfecto en pasillos o espacios abiertos, puede sustituir otras fuentes de luz y crear efectos casi teatrales.

Finalmente, el zócalo continuo recorre toda la casa, incluso en los pasos entre distintas habitaciones, manteniendo coherencia y ritmo. Suele ser sencillo, tal vez de aluminio o madera fina, pero proporciona un sentido de unidad y cuidado. Aquí, la elección consciente del material marca la diferencia.

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